Semana del
20/9 al 24/9
Matemáticas
20/9/2021
Rectas y ángulos
1) Escribí la respuesta
a) Si dos prolongamos dos rectas y
nunca se cortan, se llaman:___________________
b) Si dos rectas se cortan y forman
cuatro ángulos iguales de 90 °, se llaman: ______________
c) Si dos rectas se cortan y no forman ángulos
iguales, se llaman: ________________________
2) La docente dibujara diferentes
rectas y tendrán que clasificarlas.
3) Colocar el nombre que corresponde a
cada elemento de los ángulos.
Prácticas
del Lenguaje 20/9/2021
·
El
mundo que nos rodea está colmado de maravillas que despiertan nuestra curiosidad
y los libros, cuentos,novelas etc … Nos invitan a disfrutar diferentes
aventuras.
·
En
la semana de la lectura trabajaremos diferentes textos.
Texto explicativo
·
La docente entregara un texto enciclopédico del oso.
·
Conversamos sobre las características de estos textos.
Responderán:
1) ¿Cuáles son las principales características
de los osos?
2) ¿Habitan oso en América?
Ciencias
Naturales 20/9/2021
Repasamos y Clasificamos
materiales
1) Clasifica los materiales en artificiales
o naturales.
Hormigón
|
Vidrio
|
cuero
|
papel
|
Aluminio
|
Plástico
|
2) Elegir tres materiales del punto
anterior y escribí cuáles son sus propiedades.
Ciencias
Sociales 20/9/2021 Trabajamos en el libro página 181.
Matemáticas
21/9/2021
¡Observo, cuento y clasifico!
Prácticas
del Lenguaje 21/9/2021
Leemos el cuento ´´ De cómo le salieron
las barbas a la ballena’’ del autor Rudyard Kipling y realiza las actividades.
De
cómo le salieron las barbas a la ballena.
Había una vez, mi niño querido, una ballena que vivía en el
mar y comía peces. Comía lubinas y sardinas, salmones y camarones, cangrejos y
abadejos, a los meros y a sus compañeros, comía jureles y verdeles y hasta a la
retorcida y escurridiza anguila se comía. A todos los peces que en el mar podía
encontrar se los comía con la boca -¡así! Hasta que al fin sólo quedó en el mar
un pececillo, y era un pececillo astuto que nadaba un poco por detrás de la
oreja derecha de la ballena para no correr peligro. Entonces la ballena se
levantó sobre su cola y dijo: -Tengo
hambre.
Y el
astuto pececillo dijo con astuta vocecita:
-Noble y generoso cetáceo, ¿has probado hombre alguna vez?
-No -respondió la ballena -. ¿A
qué sabe? -Rico
-dijo el pececito astuto-. Un poco huesudo pero sabroso.
-Entonces
tráeme algunos -dijo la ballena, y de un coletazo levantó una montaña de espuma
con su gran cola.
-Con uno cada vez es bastante -dijo el pez astuto-. Si nadas hasta la
latitud de 50 Norte y la longitud de 40 Oeste -es mágica- encontrarás, sentado
sobre una balsa, en medio del mar, llevando sólo unos pantalones de lona azul,
unos tirantes -no has de olvidar los tirantes, mi niño querido- y una navaja, a
un marinero náufrago, que, he de prevenirte, es hombre de sagacidad y recursos
infinitos.
Así que la ballena nadó y nadó, tan deprisa como pudo, hasta la latitud
Cincuenta Norte y longitud Cuarenta Oeste, y sobre una balsa, en medio del mar,
llevando sólo unos pantalones de lona azul, unos tirantes -has de recordar
especialmente los tirantes, mi niño querido- y una navaja, vio a un marinero
solo, náufrago y solitario que, con los dedos de los pies, iba haciendo surcos
en el agua. (Tenía permiso de su mamá para ir a remar, o si no jamás lo habría
hecho, porque era un hombre de sagacidad y recursos infinitos). Entonces
la ballena abrió la boca más y más y más atrás hasta casi tocar la cola, y se
tragó al marinero náufrago, y la balsa sobre la que estaba sentado, y los
tirantes -que no debes olvidar la navaja. Se lo tragó todo y lo metió en sus
armarios interiores, cálidos y oscuros, luego se relamió los labios... así, y
dio tres vueltas sobre la cola.
Pero tan pronto
como el Marinero, que era hombre de sagacidad y recursos infinitos, se encontró
de verdad en los armarios interiores, cálidos y oscuros de la ballena, empezó a
pisotear y a saltar, a aporrear y a chocar, a brincar y a bailar, a golpear y a
retumbar, y golpeaba y mordisqueaba, saltaba y se arrastraba, merodeaba y
aullaba, saltaba a la pata coja y abajo se venía, gritaba y suspiraba, gateaba
y vociferaba, andaba y brincaba, y bailaba danzas marineras donde no debía, y
la ballena se sintió muy mal de verdad (¿Has olvidado los tirantes?)
Así pues, la ballena le dijo al pececito :
-Este
hombre es tan insoportablemente huesudo y además me da hipo. ¿Qué hago?
-Dile que salga -contestó el pez astuto.
Entonces la ballena, dirigiéndose por su propia garganta hacia sus entrañas,
gritó al marinero náufrago: -Sal
fuera y compórtate. Tengo hipo.
-¡Ni hablar!
-respondió el marinero-. De eso nada, sino todo lo contrario. Llévame a mi
tierra natal y a los blancos acantilados de Albión, y lo pensaré. Y empezó a
bailar más que nunca.
-Sería
mejor que lo llevaras a casa -le dijo a la ballena el pez astuto-. Debí haberte
advertido que es un hombre de sagacidad y recursos infinitos. Así
que la ballena nadó, nadó y nadó, con las dos aletas y la cola, y con toda la
fuerza que el hipo le permitía. Al fin vio la tierra natal del marinero y los
blancos acantilados de Albión, se lanzó hasta la mitad de la playa y abrió la
boca más y más, de par en par, y dijo:
-Transbordo
para Winchester, Ashuelot, Nashua, Keene y las estaciones de Fitchburg Road. Y
justo cuando dijo Fitch el marinero salió andando de su boca.
Pero mientras la
ballena había estado nadando, el marinero, que era, en verdad, una persona de
sagacidad y recursos infinitos había cogido la navaja y cortado la balsa
convirtiéndola en una reja cuadrada con los tablones todos bien cruzados y la
había atado firmemente con los tirantes (¡ahora ya sabes por qué no tenías que
olvidarte de los tirantes!) y la arrastró bien sujeta hasta la garganta de la
ballena y ¡allí quedó empotrada! Entonces recitó el siguiente Sloka, que, como
no lo conoces, pasaré a relatarte: Por medio de un enrejado con tu tragar he
terminado. Pues el marinero era, además, de la Hibernia.
Y salió andando por
la playa pedregosa y se fue a casa con
su madre que le había dado permiso para hacer surcos en el agua con los dedos
de los pies, y se casó y vivió feliz desde entonces. También se casó y fue
feliz la ballena. Pero desde aquel día, la reja de la garganta, que no podía
expulsar tosiendo ni tragar, no le permitía comer más que pececillos muy, muy
pequeños, y por eso hoy día las ballenas no comen nunca hombres, niños ni
niñas.
El pececillo astuto
fue a ocultarse en el barro, bajo los umbrales del ecuador porque tenía miedo
de que la ballena estuviera enfadada con él. El
marinero se llevó a casa la navaja. Cuando salió y se puso a caminar por la
playa rocosa llevaba puestos sus pantalones de lona azul. Sin Los tirantes
porque, como ya sabes, los uso para sostener la rejilla. Y así termina este
cuento. como sabes, los dejó sujetando la reja. Y aquí se acaba el cuento.
1) ¿Qué
problema se les presentó a la ballena y al pececito, apenas comienza?
2) ¿Qué
solución propuso el astuto pececito?
3) Tachen
las opciones incorrectas:
·
El náufrago no paró de moverse dentro de la
ballena, porque quería que ella:
a) Dejará
de comer peces.
b) Lo
llevara a su tierra natal.
c) Lo
expulsara de su interior.
4) Una
vez que el marinero consiguió su objetivo ¿Qué hizo antes de salir del estómago
de la ballena?
5) El
problema que se presentaba al comienzo del cuento se solucionó positivamente o
no. Explica
Tarea.
6) Arma
un cuadro y extrae 10 sustantivos, adjetivos y verbos.
Ciencias
Naturales 21/9/2021 Trabajamos en el
libro página 21.
Matemáticas
22/9/2021
Importante:
traer un compás para el día 24/9
Ciencias
Naturales 22/9/2021 Trabajamos con el libro página 22.
Ciencias
Sociales 22/9/2021 Trabajamos en el libro página 182.
Prácticas
del Lenguaje 23/9/2021
El árbol que no sabía
quién era.
Había una vez un
jardín muy hermoso en el que crecían todo tipo de árboles maravillosos. Algunos
daban enormes naranjas llenas de delicioso jugo; otras riquísimas peras que
parecían azucaradas de tan dulces que eran. También había árboles repletos de
dorados melocotones que hacían las delicias de todo aquel que se llevaba uno a
la boca.
Era
un jardín excepcional y los frutales se sentían muy felices. No sólo eran
árboles sanos, robustos y bellos, sino que además, producían las mejores frutas
que nadie podía imaginar.
Sólo
uno de esos árboles se sentía muy desdichado porque, aunque sus ramas eran
grandes y muy verdes, no daba ningún tipo de fruto. El pobre siempre se quejaba
de su mala suerte.
–
Amigos, todos vosotros estáis cargaditos de frutas estupendas, pero yo no. Es
injusto y ya no sé qué hacer.
El
árbol estaba muy deprimido y todos los días repetía la misma canción. Los demás
le apreciaban mucho e intentaban que recuperara la alegría con palabras de
ánimo. El manzano, por ejemplo, solía hacer hincapié en que lo importante era
centrarse en el problema.
–
A ver, compañero, si no te concentras, nunca lo conseguirás. Relaja tu mente e
intenta dar manzanas ¡A mí me resulta muy sencillo!
Pero
el árbol, por mucho que se quedaba en silencio y trataba de imaginar verdes
manzanas naciendo de sus ramas, no lo conseguía.
Otro
que a menudo le consolaba era el mandarino, quien además insistía en que
probara a dar mandarinas.
–
A lo mejor te resulta más fácil con las mandarinas ¡Mira cuántas tengo yo! Son
más pequeñas que las manzanas y pesan menos… ¡Venga, haz un esfuerzo a ver si
lo logras!
Nada
de nada; el árbol era incapaz y se sentía fatal por ser diferente y poco
productivo.
Un
mañana un búho le escuchó llorar amargamente y se posó sobre él. Viendo que sus
lágrimas eran tan abundantes que parecían gotas de lluvia, pensó que algo
realmente grave le pasaba. Con mucho respeto, le habló:
–
Perdona que te moleste… Mira, yo no sé mucho acerca de los problemas que
tenéis los árboles, pero aquí me tienes por si quieres contarme qué te pasa.
Soy un animal muy observador y quizá pueda ayudarte.
El
árbol suspiró y confesó al ave cuál era su dolor.
–
Gracias por interesarte por mí, amigo. Como puedes comprobar en este jardín hay
cientos de árboles, todos bonitos y llenos de frutas increíbles excepto yo…
¿Acaso no me ves? Todos mis amigos insisten en que intente dar manzanas,
peras o mandarinas, pero no puedo ¡Me siento frustrado y enfadado conmigo mismo
por no ser capaz de crear ni una simple aceituna!
El
búho, que era muy sabio comprendió el motivo de su pena y le dijo con firmeza:
–
¿Quieres saber mi opinión sincera? ¡El problema es que no te conoces a ti
mismo! Te pasas el día haciendo lo que los demás quieren que hagas y en cambio
no escuchas tu propia voz interior.
El
árbol puso cara de extrañeza.
–
¿Mi voz interior? ¿Qué quieres decir con eso?
–
¡Sí, tu voz interior! Tú la tienes, todos la tenemos, pero debemos aprender a
escucharla. Ella te dirá quién eres tú y cuál es tu función dentro de este
planeta. Espero que medites sobre ello porque ahí está la respuesta.
El
búho le guiñó un ojo y sin decir ni una palabra más alzó el vuelo y se perdió
en la lejanía.
El
árbol se quedó meditando y decidió seguir el consejo del inteligente búho.
Aspiró profundamente varias veces para liberarse de los pensamientos negativos
e intentó concentrarse en su propia voz interior. Cuando consiguió desconectar
su mente de todo lo que le rodeaba, escuchó al fin una vocecilla dentro de él
que le susurró:
–
Cada uno de nosotros somos lo que somos ¿Cómo pretendes dar peras si no eres un
peral? Tampoco podrás nunca dar manzanas, pues no eres un manzano, ni
mandarinas porque no eres un mandarino. Tú eres un roble y como roble que eres
estás en el mundo para cumplir una misión distinta pero muy importante: acoger
a las aves entre tus enormes ramas y dar sombra a los seres vivos en los días
de calor ¡Ah, y eso no es todo! Tu belleza contribuye a alegrar el paisaje y
eres una de las especies más admiradas por los científicos y botánicos ¿No
crees que es suficiente?
En
ese momento y después de muchos meses, el árbol triste se alegró. La emoción
recorrió su tronco porque al fin comprendió quién era y que tenía una
preciosa y esencial labor que cumplir dentro de la naturaleza.
Jamás
volvió a sentirse peor que los demás y logró ser muy feliz el resto de su larga
vida.
Moraleja: Cada uno de
nosotros tenemos unas capacidades diferentes que nos distinguen de los demás.
Trata de conocerte a ti mismo y de sentirte orgulloso de lo que eres en vez
tratar de ser lo que los demás quieren que seas.
1) Teniendo en cuenta la
moraleja. Realiza tu propia descripción ¿Cómo sos vos?
Ciencias
Sociales 23/9/2021 Trabajamos en el libro página 183.
Matemática
24/9/2021
Construimos triángulos
Se explicará el uso del compás para construir triángulos.
a) Dibujaremos los puntos M y P a 6cm
de distancia uno de otro.
b) Dibujaran con el compás todos los
puntos que están a 4cm de M y a 3 cm de P.
c) Marcaran en verde algún punto que se
encuentre a 4cm de M y a 3cm de P a la vez. Lo llamaremos R a ese punto.
d) Dibujaran el triángulo que tiene por
vértice los puntos M, P, R. Luego, compararan si a todos les quedo igual.
e) Explicaran de forma oral como
hicieron para marcarlo.
f)
Escribirán
en su carpeta sin medir cuál es la medida de cada lado del triángulo. Luego se realizará
una puesta común.
Prácticas
Lenguajes 24/9/2021
El coro de la escuela.
Antes de
comenzar la lectura escribí, de que pensas que trata el cuento:
…………………………………………………………………………………………………………
Patas
quiere cantar en el coro de la escuela y el profesor de música no lo deja. El
profesor se llama Mojardín. Cada vez que Patas se cuela adentro del salón donde
los chicos están ensayando, Mojardín lo echa:
Cómo sabe Mojardín que Patas se metió en el salón es un auténtico
misterio, porque el profesor ni siquiera lo mira, simplemente adivina, que esta
ahí,escondido en algún rincón y lo echa. –¡Ffsssh! Patas no entiende por qué Mojardín no lo
quiere en el coro. Se rompe la cabeza buscando el motivo y no lo encuentra. Es
un coro mixto: quince varones y trece chicas. Para cantar se ubican en gradas
de madera. En la grada más baja están las primeras voces, hacia arriba siguen
las segundas voces, las terceras, etcétera.
En la más alta hay un par de chicos que tienen permiso del profesor para
abrir la boca solamente, sin cantar.
Se ubican alineados, muy justos y quietos, porque las gradas, además de
angostas, son cortas y si hay descontrol los alumnos se caen para los costados
o para adelante, entonces se rompen la cabeza, o los de arriba aplastan a los
de abajo. A pesar de estos peligros, Patas muere por subirse allí a cantar. A
veces se agazapa debajo de los escalones esperando una distracción de Mojardín
para pegar el salto, pero el profesor siempre es más rápido. –¡Ffsssh! ¡Ffsssh! Los chicos tienen onda con Patas, se
divierten con él. Patas también tiene onda con ellos y no le molesta que de vez
en cuando alguno lo abrace con la cabeza llena de piojos. Así que entre Patas y
los chicos, todo bien. Si no fuera por Mojardín, podrían estar cantando todos
juntos. Patas no se pierde ningún
ensayo. Cuando no está escondido adentro del salón, mira y escucha desde el
ventanal que da al patio con el hocico pegado al vidrio.
Mojardín dirige el coro y toca el piano al
mismo tiempo, algo que a Patas le parece extraordinario. No dirige con las
manos porque las tiene ocupadas en el teclado, sino con la cabeza, más bien con
el mentón. Para dar la entrada levanta el mentón, clava la mirada en el coro
tres segundos como si los hipnotizara y después baja el mentón de golpe.
Entonces arranca la canción. Es un momento que a Patas lo emociona mucho. A veces el profesor también canta, a su manera. – ¡Do, Do, Reeeeee, Re, Reeee, Miii, Sol,
Soool, Faaaaa! Patas piensa que con ese
“Do, Do, Reee…” no hace más que confundir. Pero bueno, él sabrá. ¡¿Por qué, por
qué Mojardín no lo deja entrar al coro?!
Patas imagina motivos. Los repasa una y otra vez: Mojardín cree que le va a llenar el salón
de pelos. Imposible: él no pierde pelos, apenas un poco en la primavera. Mojardín cree que puede morder a alguien.
Imposible: él no muerde seres humanos.
Mojardín cree que se va a olvidar la letra de las canciones, imposible Patas conoce el
repertorio completo de memoria. En realidad, toda la escuela y el vecindadio
conoce el repertorio de memoria.
Durante un tiempo Patas estuvo convencido de que era el idioma.Los
chicos tiemnene dos horas de Ingles por semana, y una de las canciones que cantaban
estaba en Ingles. Mojardín no lo quería
en el coro porque suponía que pronunciaba mal, pero si era por eso se equivoca
otra vez, su pronunciación era tan buena como la de cualquiera de sus alumnos.
Últimamente a Patas ya no le interesa el motivo, le da lo mismo, no importa, se
cansó de buscar explicación a lo que, no la tiene. Ahora lo único que quiere es
entrar al coro como sea, de prepo, si es necesario, no busca más motivos, busca
una treta. Basta de: –¡Ffsssh! ¡Ffsssh! Una tarde, Patas, con el morro aplastado
contra la ventana del salón de música los miraba ensayar.La canción para el dia
del Estudiante. Los chicos habían
propuesto una de los Auténticos Decadentes que se llama “La guitarra”: Yo no quiero trabajar… no quiero ir a estudiar… “La Quiero tocar la guitarra todo el
díaaaa…
Pero
Mojardín había decidido que “Corazón de tiza y pizarrón” era más adecuada. Esa tarde estaban ahí, dale que dale, con la
tiza y el pizarrón. Faltaba una semana para el acto y seguían diciendo “pizza”
en lugar de “tiza”. Patas sufriendo, como siempre, porque no estaba él allí,
cantando con los alumnos, ¿qué tenían ellos que no tuviera él? De pronto, algo en la letra de la canción le
hizo clic. Patas tuvo una revelación. Fue tan inesperada, fulgurante y
grandiosa como una supernova gigante que hubiera estallado a centímetros de su
mollera. De inmediato supo lo que tenía que hacer. Era tan simple, tan claro,
que se avergonzó de no haberse dado cuenta antes. Día de la Fiesta del
Estudiante. El salón de actos lleno: mamás, papás, señora supervisora,
maestros, alumnos. El público estalla en
aplausos: están entrando los, integrantes del coro. Patas entra con ellos. Se
puso un guardapolvo blanco. es uno más entre ellos. Nadie distingue a Patas de
los alumnos, es una más de ellos. Toma
ubicación en una de las gradas. Más abajo en la que sigue, ve a dos gatos de la
portera, también de guardapolvo. Los reconoce por las colas peludas que asoman
debajo de las telas blancas, los gatos moscos en la suyas. “¡Dioses! ¡Quién quiere gatos en un coro!”,
se horroriza Patas. “¿Desde cuándo cantan estos aquí?”. –, pero esta tan
contento, tan emocionado, que no le importan los gatos intrusos. Y si Mojardín
no descubrió a los gatos –razona–,tampoco lo va a descubrir a él. La treta del
guardapolvo por lo visto funciona.
Mojardín baja el mentón. Patas abre la boca. Mojardín baja el mentón. Patas canta: Sé que
tienes el corazón hecho de tiza y pizarrón Guardapolvo blanco, ternura y encantoooooo… Ahora el coro es más mixto que antes: quince
varones, trece chicas, los dos gatos y él. Después de leer
1) ¿Qué
pistas brinda el cuento para que descubramos quién es Patas? Menciona las que
encuentren.
2) ¿Por qué
creen que Patas desea tanto ser parte del coro de la escuela?
Ciencias
Naturales 24/9/2021 Trabajamos con el libro página 22.
Ciencias
Sociales 24/9/2021 Trabajamos en el libro página 184.